Hace buen tiempo atrás, estaba en una chiva parrandera.

Mientras el bus avanzaba decidí tomar un cinco de la saltadera y me senté al lado de un amigo detrás del chofer.

Entre risas y el desorden conversaba con mi amigo Gabriel quien me preguntó si tenía una amiga que le pudiera presentare. Él es una bellísima persona, con valores, de esos amigos que valen la pena, un prospecto para ponerse seria como se dice por allí. Por supuesto de una vez pensé en mi amiga Cecilia. Ella, una chica clásica, profesional, bonita, a veces un poco seria, pero en general divertida.

En fin, nada ni nadie es perfecto, pero yo si sabía que ella si lo era para él, pues, habría equilibro entre la calma y la energía propias de sus personalidades. Seguro los presentaría uno con otro.